sábado, 16 de noviembre de 2019

participación del poblador andino y de la mujer en el proceso de la independencia del Perú
La conmemoración del Bicentenario de nuestra Independencia será el corolario de la libertad que gozamos los peruanos desde hace casi 200 años. Es el privilegio de nuestra generación de celebrar dicho acontecimiento, pero también, es deber cívico recordar que esta libertad la obtuvieron hombres y mujeres que lucharon y ofrendaron su vida por la causa libertadora peruana.
A lo largo de nuestra historia republicana, se han reconocido sucesos y actos heroicos que acontecieron durante el proceso de la emancipación peruana, y sobre todo, se ha valorado la participación de la mujer peruana. En ese sentido, el Congreso de la República del Perú ha contribuido en enaltecer la figura de la mujer peruana enmarcándolas en sendas leyes que rinden homenaje a su sacrificio en aras de la liberación de su pueblo del yugo colonial.
Es así, que en 1954 se presenta un Proyecto de Ley en la Cámara de Diputados, para la creación de un nuevo distrito en la Provincia de Concepción, al cual se le denomina “Heroínas Toledo”, en homenaje a doña Cleofé Ramos de Toledo y sus hijas María e Higinia por el acto heroico realizado en el puente Balsa, cerca de Concepción, y que posteriormente fue promulgado como la Ley N° 12536. 
En el año de 1963, a doña María Parado de Bellido, heroína y mártir de la Independencia de nuestra Patria, se le rinde homenaje con el levantamiento de un monumento en la plaza del pueblo de Paras, lugar de su nacimiento, declarando además, como monumento nacional la casa de su nacimiento. La propuesta legislativa fue promulgada como la Ley N° 16400.
En 1980, el Congreso de la República, enaltece la figura de doña Micaela Bastidas Puyucahua, y la reconoce como precursora, prócer y mártir de la Emancipación Peruana, al igual que a su esposo José Gabriel Túpac Amaru; mediante la Ley N° 23225 promulgada en el Cusco, por el entonces Presidente de la República Fernando Belaúnde Terry, el 4 de noviembre de 1980 al conmemorarse el Bicentenario de la Rebelión Emancipadora de 1780.
En el mes de mayo de 1983 es promulgada la Ley N° 23599 mediante la cual se da a conocer la figura de la distinguida patriota doña Juana de Dios Manrique de Luna, declarándose que merece la gratitud nacional por los servicios que prestó junto con el Héroe José Olaya Balandra.

La presente publicación electrónica sobre la Exposición de Joyas Documentales: Mujeres Heroicas de la Independencia del Perú, se presenta en el marco de la celebración del “Día Internacional de la Mujer” del año 2019; en coordinación con la Comisión de Mujer y Familia 2018-2019, cuya Presidenta es la señorita Congresista Tania Pariona Tarqui; como un homenaje a la participación y heroísmo de la “Mujer Peruana” durante el proceso de la Independencia del Perú.

MARÍA PARADO DE BELLIDO
Heroína de la Independencia
María Parado de Bellido nació en Huamanga, Ayacucho, el 5 de julio de 1777. 


María Parado de BellidoSus padres fueron don Fernando Parado, criollo residente en esa ciudad y una humilde indígena. 

Creció en las alturas de Huamanga sin recibir instrucción.

A la edad de 15 años contrajo matrimonio con don Mariano Bellido, hombre dedicado a los negocios entre Huamanga, Cusco y La Paz; formando una familia unida y feliz con los siete hijos que tuvieron: Gregoria, Andrea, Mariano, Tomás, María, Leandra y Bartola.

Con la llegada al Perú de la fuerza multinacional independentista, las tropas realistas se replegaron hacia el interior del país. En la ciudad de Huamanga, el general Carratalá había establecido una plaza fuerte pero ésto no impidió la formación continua de fuerzas patriotas, una de las cuales se hallaba en el distrito de Parás, perteneciente a la provincia de Cangallo, a órdenes de Cayetano Quiroz.

A estas fuerzas guerrilleras se suma el esposo de María Parado, don Mariano Bellido, desempeñándose como receptor de correos. 

A su vez, su hijo Tomás, se unió al grupo patriota que comandaba el general Arenales, a su paso por Huamanga en 1820.

Luego de un año sin tener noticias de su hijo y deseosa de evitarle peligros a éste, María envió a sus hijas Gregoria y Andrea al pueblo de Cangallo con la misión de rescatarlo, enviando para tal caso 500 pesos al jefe de la guarnición. 

El jefe Quiroz no tuvo inconveniente en devolver el hijo a la madre, pero antes llamó a éste a su presencia para comunicarle la petición de María Parado. Tomás Bellido, con gesto patriótico, se negó a volver al hogar antes de ver triunfante la bandera de la libertad y aconsejó a su jefe la aceptación del dinero para el servicio de la causa. 

Al saber la actitud de su hijo, la Bellido, admirada y entusiasmada, trabajó desde ese día en favor de la causa libertadora. De esta forma, comenzó a informar al ejército patriota de los desplazamientos y podería bélico realistas, por medio de cartas a su esposo. Como era analfabeta, sólo firmaba las cartas que dictaba a don Matías La Madrid, su compadre y secretario de la intendencia de Huamanga. De este modo ayudó a los patriotas a planificar mejor sus ataques, causando la desesperación de los realistas.

Es así que en un enfrentamiento entre patriotas y realistas, al revisar las ropas de un patriota caído, los soldados españoles encontraron una carta dirigida desde Huamanga, donde se daba cuenta de secretos militares de los realistas.

Se determinó que la autora de la carta era María Parado de Bellido, razón por la cual el 24 de marzo de 1822 es apresada y presentada ante el general Carratalá.

Fue sometida a las más inhumanas torturas. Como la letra de la carta era diferente de la firma, Carratalá quiso descubrir quién era el redactor y ofreció salvarle la vida a María, si delataba a sus cómplices y revelaba los secretos de los insurgentes, pero esta valerosa mujer se negó a tan ruin acción y escogió la muerte, sabiendo que con ella dejaba en la orfandad a sus menores hijos. 

Ante su mutismo, fue condenada a enfrentar un pelotón de fusilamiento, programando su ejecución en La Pampa del Arco.

Fusilamiento de María Parado de Bellido
Fusilamiento de María Parado de Bellido 


Para trasladarse al lugar donde debía efectuarse su sacrificio, la obligaron a dar una vuelta a la plaza principal, en donde en cada esquina, un emisario leía en voz alta, la orden de muerte por alta traición. Más esta inigualable mujer, no se alteró en ningún momento, y dirigiéndose altivament a sus verdugos les decía: "No estoy aquí para informarles a ustedes, sino para sacrificarme por la causa de la libertad".

María Parado de Bellido fue fusilada en la Plaza de Armas de Ayacucho, el 27 de marzo de 1822, su cadáver fue trasladado al templo de La Merced, donde se le dio sepultura.

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